Estas son las frases que va a escuchar si va a Bogotá y hoy le traemos sus significados para que pueda comunicarse fácilmente en la capital.
La Jerga Bogotana
La lengua hispana en Bogotá demuestra una cosa: el patrimonio cultura de la ciudad. La jerga cachaca ha sido distinguida en el país desde hace varias décadas, pues las frases más icónicas de la ciudad llegaron a la capital en las maletas de migrantes campesinos en 1950.
Términos como “jincho”, “machera”, “desenchiparse” o “chicanear” están recopiladas en las conversaciones diarias de la ciudad. Es por esto que el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural (IDPC) junto a Andrés Ospina crearon en el ‘Bogotálogo’, el diccionario de usos, desusos y abusos del español hablado en Bogotá.
Palabras y frases:
Así como se mencionó anteriormente, las frases bogotanas pueden ser muchas, pero las 15 más representativas son:
Ala: Interjección típicamente bogotana, cada vez menos común. La expresión constituye quizá la muletilla y la marca registrada del cachaco de antaño. “¡Ala! que gusto me da conocerlo!”.
Camello: Trabajo, empresa complicada. “Compañeros, este fin de semana no puedo acompañarlos, tengo mucho camello”.
Carachas: Expresión de sorpresa, reconocida como parte del repertorio clásico estereotipado cachaco. “¡Ah, carachas!”.
Chicanear: Ufanarse. Sobreexponer un determinado objeto o una virtud propia con el propósito de aparecer como superior a los ojos de los demás.
Chichigua: Cantidad mínima de dinero. Estipendio reducido. “¿Se acuerda del trabajo que me ofrecieron? No lo acepté; pagan una chichigua”.
Chino: Persona joven. Usada como muletilla para expresar camaradería entre amigos. “¡Oiga chino!”
Cirilí: cantaleta inacabable, por lo general en tono de reproche. “Ahora quién se aguanta el cirilí de mis papás esta noche por llegar tarde?”.
Jinchos de la perra: Dícese de quien se encuentra al borde de la inconsciencia por causa de una desmesurada ingesta de alcohol.
Machera: Hecho o situación agradable, plausible.
Mecato: Golosina. Comida rápida de muy escaso valor nutritivo.
Pachuco: Aburrido, poco interesante, ordinario o de mal gusto.
Patonear: Recorrer una distancia extensa caminando.
Pichurrio: De poco valor o carente de importancia.
Sumercé: Pronombre personal derivado del ibérico ‘su merced’, prueba del carácter servicial y gentil del cundiboyacense. Aunque la expresión venía entrando en franco desuso al final del siglo XX, su frecuente uso, si bien algo impostado, por parte de la cantante bogotana Andrea Echeverri, terminó por conferirle una suerte de nuevo aire.
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